viernes, 5 de junio de 2009

Adiós México lindo y querido, como nación independiente. ¡Lloro sin consuelo!

  • Visitas augurales
  • El finiquito de lo político
  • Reunión secreta en Santa Fe
Julio Hernández López

México, que ya estaba bastante mal, es otro después de las visitas de Hillary Clinton y Barack Obama. Entre las sonrisas tatuadas de la secretaria de Estado y la visita de paso del presidente de Estados Unidos venía ya la clasificación de nuestro país como un ente en descomposición, al que los estrategas del poder vecino deberían meter mano para beneficio de sus debilitados, pero todavía definitorios intereses imperiales. Antes de esas apariciones augurales, las baterías intelectuales de la Casa Blanca y el Pentágono habían esparcido la tesis de que México es un Estado fallido, colocándolo al nivel de Irak y Afganistán en cuanto a riesgos para la seguridad nacional de los gringos y expresando calculado asombro y temor ante el peligro que el narcotráfico significaría a sus puertas fronterizas y que habría llegado ya a ciudades importantes de aquella nación.

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