domingo, 21 de septiembre de 2008

Anunciará AMLO "plan alternativo" de salvación ante crisis


Su programa de solución colectiva será presentado en la marcha-mitin del próximo domingo 28 de septiembre, en el Zócalo capitalino.

La Jornada On Line Publicado: 21/09/2008 17:51
México, DF. El país se está “deshaciendo” y en decadencia debido a la ineficiencia del gobierno usurpador de Felipe Calderón principalmente para atender el problema de la inseguridad, la corrupción y la pobreza, señaló en su recorrido por varios municipios de Jalisco, Andrés Manuel López Obrador, quien además dijo que aquellos que impulsaron la actual administración deben ser señalados responsables también de la crisis en el país.
Desde el sur de dicha entidad, el "presidente legítimo" anunció que el próximo domingo dará a conocer un "plan alternativo de salvación". López Obrador recordó que ha convocado para el 28 de septiembre una marcha-mitin del Angel de la Independencia al Zócalo capitalino, y que será ahí donde anuncie su programa de acciones colectivas: "las soluciones (a los problemas del país) deben surgir de todos", dijo.
Agregó que la movilización será para reiterar el rechazo a la privatización del petróleo, Subrayó también que no fructificará el llamado a la unidad hecho por (Felipe) Calderón si esa convocatoria no va acompañada de un plan para cambiar la política económica.
Un detalle en esta gira aconteció en Amacueca, donde fue recibido por el presidente municipal, Enrique Rojas Díaz, de extracción priista. En el mensaje de bienvenida el alcalde expresó su agradecimiento a los regidores del PRD por apoyar las iniciativas para beneficio de los habitantes del municipio.
En correspondencia, el ex candidato presidencial agradeció la mención y refirió: “Es un buen gesto de tolerancia”.

En este blog, nunca faltará el comentario de o para el presidente legítimo de los mexicanos: AMLO...





■ Se trata de una medida frívola, espectacular y publicitaria, señala

AMLO critica recompensa que la PGR ofrece por información sobre atentados
(Imagen de archivo José C. González. La Jornada)
Fabiola Martínez (Enviada)

Zacoalco de Torres, Jal. 20 de septiembre. Andrés Manuel López Obrador dijo que la recompensa ofrecida por la Procuraduría General de la República (PGR) a quien proporcione información para dar con los responsables de las explosiones de Morelia forma parte de una serie de medidas frívolas, espectaculares y publicitarias.
Con esa estrategia, agregó, no se llegará a las verdaderas causas de la violencia que azota el país: pobreza, corrupción e impunidad.
El ex candidato presidencial exigió que se realice una investigación a fondo para dar con los verdaderos responsables de los atentados contra la población indefensa perpetrados el lunes pasado en la capital michoacana, consecuencia también, abundó, de las diferencias entre “la mafia política y la mafia del crimen organizado”.
Añadió que si el problema de la inseguridad “no fuera un asunto serio, hasta daría risa, porque lo único que se les ocurre son reformas legales y ahora recompensas. Pura espectacularidad”.
Como en la víspera, el “presidente legítimo” opinó que la culpa de las explosiones la tiene Felipe Calderón, quien de manera irresponsable declaró la guerra al crimen organizado, sin saber a ciencia cierta lo que ocasionaría.
“Le pegó a lo tonto un palazo al avispero y dejó a la gente en estado de indefensión; son errores que ha cometido Felipe Calderón. Actuó con mucha frivolidad e irresponsabilidad. Hasta se disfrazó de militar pensando que iba a ser un día de campo, cuando se trata de un asunto muy complejo, que debió tratarse con mucha seriedad”, insistió.
En gira por municipios de Jalisco, subrayó que ante la decadencia y situación crítica, el “gobierno usurpador” sólo ha acudido a medidas “publicitarias”, en lugar de atender a los jóvenes, el campo y la educación, principalmente.
Respecto a la propuesta de la PGR y la estrategia que incluye la creación de unidades estatales antisecuestro, entre otras medidas, el político tabasqueño comentó que no hay nada sustancial.
“No quieren entrar a fondo: cambiar la política económica y combatir la corrupción, al tiempo de combatir la delincuencia organizada. Entonces, todo es pura faramalla.”
En los días recientes, López Obrador afirmó que aceptaría el llamado a la unidad emitido por Calderón siempre y cuando haya cambios en la política económica y retire su iniciativa de privatización de Petróleos Mexicanos, lo que sería de ayuda para el pueblo.
–¿También eso le ayudaría a Calderón?
–No estoy para dar consejos, pero creo que debe dejar de estar simulando, utilizando a los medios de comunicación y haciendo campañas publicitarias. Yo le mandaría decir que el pueblo de México está muy informado a pesar de que los potentados tienen el control de la mayoría de los medios de comunicación.
Entonces –agregó en entrevista– Calderón debe dejar el autoengaño y la autocomplacencia, “típicos de la mentalidad reaccionaria, conservadora, que considera que todo se resuelve con medidas coercitivas y leyes más severas”.
Respecto al congreso nacional perredista, López Obrador prefirió no emitir una opinión porque, dijo, “ahora estoy dedicado de tiempo completo a la defensa del petróleo y del país”.
El tabasqueño ha enviado también un mensaje a Calderón, “una recomendación”, para que cambie a los titulares de Seguridad Pública, Genaro García Luna; Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y PGR, Eduardo Medina-Mora, porque “han demostrado ampliamente lo ineficientes que son”.
La mañana de este sábado López Obrador estuvo en Zapotiltic, donde también habló de la propaganda y demagogia de Calderón en los medios de comunicación, en lugar de atender los problemas del país.
Luego se trasladó a Gómez Farías, Tapalpa, Atemajac de Brizuela y Zacoalco de Torres. Finalizó su recorrido en Teocuitatlán de Corona. En todas las demarcaciones habló de los estragos por los últimos “dos años de decadencia” en el país. También se dio tiempo para saludar a sus simpatizantes y entregar personalmente credenciales a los ciudadanos que se inscriben como responsables del “gobierno legítimo” de México.

Para mi amiga boliviana... (Aunque puede no estar de acuerdo, y se respeta)

Guillermo Almeyra
Bolivia: la fuerza y las negociaciones
Evo Morales ganó el gobierno de Bolivia por una mayoría aplastante de votos, pero no tiene el poder del Estado. Éste sigue siendo la expresión de una relación de fuerzas –y la derecha racista tiene el apoyo de un sector importante de las clases medias, que llega a un tercio del electorado pero que en el oriente del país supera el 50 por ciento de los votos– y, además, el aparato de represión (justicia, policía, fuerzas armadas) es un terreno en disputa entre, por una parte, las clases que lo formaron y nutrieron y ahora se oponen ferozmente al gobierno, y éste, por la otra parte, que no tiene ni tradiciones ni gente en ese aparato y que, además, trata de sustituirlo con organizaciones ad hoc de los oprimidos (justicia indígena, policía sindical, los “ponchos rojos”).
Con el peso del Estado Evo Morales trata de imponer a la derecha el respeto a las mayorías y a la Constitución al mismo tiempo que lucha por construir otro Estado y por reformar el actual, de modo de descolonizar las relaciones sociales existentes. Pero, precisamente, la derecha subsiste gracias a esa colonización aún vigente, con su racismo, su regionalismo a ultranza, la brutalidad y ferocidad de los hacendados, el odio y el temor a los indígenas.
¿Cómo conciliar lo inconciliable? Evo Morales logró casi 68 por ciento de los votos pero no es tolerado por la derecha. Incluso si tuviese 95 tampoco sería aceptado, porque la derecha no acepta que las mayorías gobiernen ni acepta la democracia que la condena y busca volver al tiempo en que tenía el monopolio del poder, por las buenas o por las malas. No estamos ante un enfrentamiento entre una mayoría y una minoría en un país capitalista: asistimos en realidad a una revolución social y cultural rampante en un país que sin duda sigue siendo capitalista pero donde las relaciones de fuerza son desfavorables al capital y la inmensa mayoría de la población busca una alternativa al capitalismo. No existe un nuevo bloque de poder formado por una parte por el Estado que sigue siendo capitalista, que con las estatizaciones controla casi un tercio de las grandes empresas y de la economía, y por la otra por una miriada de pequeñas y medias industrias, más los trabajadores. Con mucho, el grueso del capital (y del poder de facto) está en manos de las trasnacionales y de los aliados locales de ellas (terratenientes ganaderos o soyeros, industria media), los cuales arrastran a las capas más acomodadas de las clases medias urbanas (universitarios, pequeños industriales, funcionarios mestizos nombrados con métodos clientelísticos y heredados por la administración advenediza de Evo Morales). No estamos pues ante una mera lucha política por tales o cuales ventajas: estamos ante una aguda lucha de clases por el poder, disfrazada de disputa constitucional o de enfrentamientos de poderes. El poder de Evo Morales reside en el poderío de los movimientos sociales que atemoriza a parte del aparato estatal (policía, ejército).
Es legítimo tratar de evitar el derramamiento de sangre, pero al mismo tiempo hay que saber y hacer saber a todos que la derecha, como lo demostró en Pando ante una manifestación desarmada, recurrirá al terror, a la violencia, a menos que alguien crea que los nazis y racistas renunciarán pasivamente a sus privilegios. Por lo tanto, si bien es justo conseguir mediante negociaciones el reconocimiento al menos verbal de la Constitución, no lo es hacer concesiones que puedan dar pie a una especie de extraterritorialidad reconocida donde existan partes de la Constitución que no se apliquen o leyes secundarias de efecto local que deroguen partes de la Carta Magna. Porque el debilitamiento de la confianza en el gobierno que mantienen los oprimidos y explotados es también un reforzamiento de la influencia de la derecha en los mandos de los aparatos represivos. Los trabajadores ejercen hoy una presión social sobre los soldados y policías y éstos a su vez controlan de hecho a sus mandos: por eso quedaron sin respuesta los llamados golpistas del alcalde de Santa Cruz. Pero si la presión desde abajo se debilitase, la contrapresión proveniente de los medios, de la justicia, de las clases dominantes, crecería en igual proporción. Las autonomías regionales, por supuesto, deben ser definidas y reconocidas pero también delimitadas y deben ser coherentes con la Constitución nacional, no ésta con aquéllas. Por otra parte, la represión anticampesina en Pando fue decidida por toda la dirección política local y no sólo por el prefecto Fernández, que fue ministro de gobierno de Hugo Banzer y añora los métodos nazis. Por eso el prefecto debe permanecer en prisión y en las negociaciones no debe participar nadie de la prefectura de Pando hasta que la justicia no delimite las responsabilidades individuales y colectivas en el asesinato de El Porvenir. La sangre de los campesinos no se puede negociar sin perder la confianza de las organizaciones sociales de todo el mundo.
El apoyo de los gobiernos de la región al régimen constitucional boliviano en la Unasur fue muy importante y marcó una diferenciación con respecto a Washington. Pero Argentina y Brasil querían sobre todo el gas cuyo suministro cortaban los derechistas bolivianos, y la solidaridad de los gobiernos de Colombia, Perú, Chile y Uruguay es muy peluda y, como la de la OEA, quiere maniatar al gobierno de Evo Morales y obligar a éste a conciliar. Es bueno tenerlo en cuenta para no sucumbir ante el abrazo del oso.

El mundo marcha a través de sus enormes crisis… nosotros contamos muertos.

Rolando Cordera Campos

El mundo se mueve… ¿y nosotros?
De seguir las cosas como van, Bush será declarado traidor por McCain y su aguerrida compañera de fórmula pedirá la hoguera para el comunista infiltrado, el sleeper, que despeñó a Estados Unidos por la odiada senda del estatismo y el socialismo. Por su parte, los dueños del universo que se soñaban Michael Douglas (recordemos Wall Street) hacen cola en las filas de la seguridad social americana, mientras que lo que impera en aquella gran potencia es su contrario, inseguridad colectiva, incertidumbre y angustia individual, que alcanzan a millones y hacen temblar las estructuras productivas, financieras y mentales más poderosas y arrogantes.

El mundo no sabe hasta dónde llegará la tormenta esta vez, pero sin duda sabe mucho más que antes para evitar que el sistema caiga como castillo de naipes. Los involucrados en su sostén no sólo son muchos sino también diestros y ahora se ven aumentados por los inesperados recién llegados al banquete capitalista, encabezados por China y Rusia, en cuyas arcas está gran parte de las reservas del mundo y en su subsuelo mucho del oro negro detectable. El vigor y la fragilidad del sistema se dan en esta expansión del globo la mano y se ven las caras.

En el sur de la región latinoamericana se arriesgan formas y modos para capear las crisis y tratar de sacar de ellas nuevas maneras de crecer y de defender las democracias alcanzadas a tan alto costo. La reunión de emergencia de Unasur por la tormenta boliviana, convocada por la presidenta Bachelet y articulada en sus desenlaces promisorios por Lula, es un botón de muestra que no permite conclusiones fuertes, habida cuenta de la memoria de tanto desencuentro y tan fallida retórica bolivariana, pero que sí lleva a imaginar rumbos mejores para los proyectos conosureños de unidad multinacional y progresivo fortalecimiento de unas economías cuyo éxito reciente no admite triunfalismo alguno: el nuevo ciclo de las materias primas les lleva a elevar su crecimiento (¡Uruguay con 13 por ciento este año!), pero no les condona una transformación productiva siempre inconclusa, tal vez la otra cara de una desigualdad profunda e inconmovible.

Como quiera que sea y vaya a ser, ante las turbulencias devenidas tsunamis globales los estados se mueven, velan sus armas pragmáticas y se aprestan a resistir para, lo más pronto que se pueda, salir del hoyo financiero e imponerle corta vida a una recesión que se desparrama desigualmente pero no deja a nadie a salvo. Ni a nosotros.

El que el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, admita que después de todo sí nos pega la ola recesiva no es ganancia para nadie, ni le otorga medalla alguna. Antes de su reconocimiento de que la Tierra no es plana sino redonda y sinuosa, el secretario presentó en nombre del Presidente un Presupuesto de Egresos de la Federación que más que eso es un homenaje al humor negro: aumentan los dineros para la seguridad, la policía y las armas, mientras le quitan a la educación superior, la agricultura y la infraestructura, donde podría tejerse aunque fuese de a poquito una mejor convivencia social basada en el empleo, la seguridad alimentaria y las expectativas de mejora a través de la cultura y la formación.

Así, se refuerza la seguridad pero se minan sus bases económicas y sociales, en tanto que sus pilares políticos resisten discursos arrebatados, convocatorias a la unidad sin condiciones y actos de fe obstinados en reformas que en su estado actual, como ocurre con la petrolera que propugna el gobierno, no pueden sino dividir y ahondar la crispación. Al final, la parálisis.

La construcción de una sociedad democrática es precisamente eso: construcción expresa y consciente, proyecto y compromiso. No ocurre ni cae del cielo, no lo donan los mercados ni es el premio que el FMI, el Banco Mundial o el Tesoro americano otorgan al mejor portado.

Si de lo que se trata es de salir al paso a la violencia criminal ahora convertida en terror puro, lo primero a demostrar es convicción de que la sociedad existe en sus diferentes visiones y disputas, cuya legitimidad y productividad deben estar fuera de duda. Toca a la voluntad democrática articularlas y volverlas fuerza y unidad productiva.

Así movió Roosevelt a su país en los años treinta del siglo pasado y así lo hizo Cárdenas en el nuestro. Uniendo a los más porque sólo así puede haber seguridad para los menos, no al revés. El mundo marcha a través de sus enormes crisis… nosotros contamos muertos.

VA DE NUEVO...The Shock Doctrine (Doctrina de Choque)

Los famosos “ejemplos” de la derecha mexicana se vienen abajo uno tras otro...

Antonio Gershenson gershen@servidor.unam.mx

Nuevo petróleo brasileño, al Estado
En estos días se está definiendo un paso muy importante en materia del nuevo petróleo brasileño. Se está definiendo la forma como ese petróleo va a pertenecer al Estado, posiblemente con la creación de una nueva empresa ciento por ciento estatal.
Éste es un golpe más a los intentos privatizadores del petróleo en México. También a sus medidas de pulverización de Pemex. Los ejemplos que habían puesto los funcionarios derechistas se les están cayendo. Se había hablado de la noruega Statoil, y el primero de octubre pasado se fusiona con la otra empresa estatal, la rama de petróleo y gas de Norsk Hydro, para formar la empresa integrada Statoil Hydro. Para que el gobierno tenga voto con mayoría calificada de dos tercios en todos los casos se aumentó, por acuerdo del Parlamento, el porcentaje de acciones del gobierno noruego en esta nueva empresa de 62.5 a 67 por ciento.
Además, se ha establecido una empresa totalmente estatal, Petoro, que es dueña de 90 licencias de campos de hidrocarburos en la plataforma marítima, y de 18 compañías/sociedades. Esto representa más de un tercio de las reservas petroleras de Noruega y más de la cuarta parte de la producción de petróleo y gas de se país.
Aquí también se puso como ejemplo Brasil. Petrobras, como resultado de medidas de anteriores gobernantes de derecha, tiene mayoría de acciones con voto del gobierno, pero mayoría de acciones en su conjunto en manos de particulares, en su mayoría extranjeros, alrededor de 60 por ciento del total. Las medidas ahora en proceso de definición y aplicación apuntan a que el petróleo de los nuevos yacimientos a gran profundidad, y que son abundantes, no beneficie a estos accionistas sino que vaya a manos del Estado para aplicaciones de orden nacional.
Los famosos “ejemplos” de la derecha mexicana se vienen abajo uno tras otro. También en Rusia, en la década de 1990, se privatizó el petróleo, aunque la empresa pública a cargo del gas natural, Gazprom, si bien fue debilitada, no fue privatizada. Ya en la actual década, la empresa gasera Gazprom se ha fortalecido de manera considerable y posee, explora y explota los yacimientos considerados estratégicos, que son los mayores. Además, maneja la red de gasoductos y la industria asociada a estas actividades.
También en la actual década, los bienes de la mayor empresa petrolera, Yukos, fueron transferidos a la estatal Rosneft, y el que fue su dueño está preso por evasión fiscal y fraude. Uno de los principales proyectos, en la isla de Sajalín, que mayoritariamente era de la Shell, pasó a control mayoritario de Gazprom. Y, a la vista de los enormes descubrimientos en la zona, hace poco se decretó que los yacimientos en el océano Ártico (incluyendo sobre todo los mares de Barents, Pechora y Kara) son todos estratégicos y por lo mismo se asignarán, según la naturaleza de las reservas, a Gazprom o a Rosneft.
Veamos un poco más en detalle el caso de Brasil. De los yacimientos situados en el Atlántico, unos 300 kilómetros frente a Sao Paulo, a gran profundidad, hay uno que ya fue delimitado y medido con cierta posibilidad de estimar en serio su volumen de crudo. Equivale al total de las reservas que quedan en Noruega. Y las perforaciones en los alrededores de ese yacimiento, todas han tenido éxito. De modo que, aunque sería aventurada una estimación del conjunto, sí se puede considerar que se trata de reservas muy importantes. No sólo eso. El riesgo es muy bajo, la posibilidad de una perforación sin resultados es mínima. Por tanto, no tiene sentido el capital de riesgo.
El ejemplo de Petoro en Noruega ha sido objeto de estudios en Brasil. De hecho, están por definirse las formas, pero el que esa enorme riqueza debe ser de la nación, eso está bien definido. Y nuestros funcionarios, que ponían a Brasil como ejemplo de “éxito” de la inversión privada (allá se tiene en la mira ahí a empresas privadas por no cumplir los plazos y términos) pues ahora pueden recordar las “lecciones” de Fox en el sentido de que no se debían leer los periódicos porque eso podía afectar los nervios.
Mientras tanto, Lula, presidente de Brasil, antier viernes, durante la inauguración de una nueva plataforma petrolera de Petrobras, criticó la privatización parcial de esa empresa hace años y prometió fortalecerla y prepararla para la nueva era energética del país.

La Inutilidad de la violencia...

Arnaldo Córdova
La inutilidad de la violencia
La apuesta de Calderón al plantearse el combate al narcotráfico y al crimen organizado mediante una violencia feroz y sin cuartel fue, de verdad, muy estúpida e insensata. Es difícil saber si fue idea suya o sugerencia de sus colaboradores. Fue una colosal equivocación. El punto de partida, es evidente, fue considerar que los delincuentes llegaron de Marte, que eran extraños al cuerpo de la sociedad mexicana, que alguien los había importado (acaso los colombianos) y que, en la lucha por erradicar su funesta actividad, la misma sociedad mexicana no tenía nada que ver. Ese fue el mayor error, pero no fue el único.
Es muy posible que la idea de usar la fuerza bruta contra la fuerza bruta, la violencia del Estado contra la violencia de los delincuentes, haya sido esbozada al gobierno panista por los grandes y muy concentrados grupos económicos y políticos que fueron cómplices de Calderón en su asalto al poder. Ahora son ellos mismos los que lamentan semejante insania. La derecha en todos sus matices sólo sabe recurrir a la fuerza y jamás se le ocurren otros caminos. Los gobiernos panistas nunca han sido capaces de analizar mínimanente las causas del crimen en la sociedad y ni siquiera sus siniestras consecuencias.
Es posible, por ello, que fuesen los propios panistas que rodean a Calderón quienes lo hayan empujado al uso de la violencia indiscriminada en contra de la delincuencia organizada. Algo pasmoso de verdad es que, como se ha señalado reiteradamente, casi no hay trabajo de inteligencia, de manera que siempre se ataca a bulto, en donde hay un atraco, un secuestro o una acción cualquiera de los criminales. Luego hay que pensar en la necesidad de la buena imagen tan necesaria al actual régimen: también los priístas y los más diversos grupos de presión pueden haber lanzado al gobierno a esta estupefaciente espiral de violencia.
Casi no hay nada que añadir a lo que hasta ahora se ha apuntado en torno a la estúpida política criminal del gobierno panista. Se ha dicho que la corrupción, sobre la que no se ha hecho diagnóstico oficial serio alguno y menos aún se hace nada por combatirla, es la fuente principal de la impunidad. También se ha observado que la impunidad es la madre del desbordamiento incontrolable de la criminalidad. Si un delincuente es atrapado una de cada 10 o 15 veces en que comete un ilícito y, además, se le deja libre poco después para seguir haciendo lo que sabe hacer, pues el delincuente se ríe de las penas por altas que sean.
Resulta deprimente ver cómo el Presidente se desgañita cada vez que la delincuencia nos asalta con estridencias en el sentido de que va “ganando” la guerra contra el crimen o de que los narcos están desesperados porque se les está “acorralando”. Es incapaz de recibir y entender los mensajes del crimen organizado. Para empezar no se explica cómo es que, según sus propios funcionarios, los delincuentes tienen, con mucho, mejor armamento que las fuerzas del orden, incluidas las mismas fuerzas armadas. Todo mundo sabe que el tráfico principal se da en la frontera norte, cosa que los gringos disimulan cínicamente.
Cada acto de los criminales encierra un mensaje. Las matanzas nos quieren decir que nadie está a salvo de su violencia, por más que el gobierno los persiga. Los secuestros de hijos o familiares de magnates o de gente rica buscan quebrar la confianza de los dueños del poder económico en su gobierno y, con toda razón, se sienten indefensos y desprotegidos por ese gobierno. Ahora ellos mismos están llamándolo a encontrar soluciones no violentas, aunque no sepan ni por qué lo proponen. La efectividad de la represión gubernamental del crimen, por lo demás, es ridícula y, en el fondo, inexistente.
El atentado en Morelia encierra también un mensaje. En Michoacán se dice que el objetivo fue “calentar la plaza”, supuestamente en poder de La Familia, por parte de grupos rivales. Es lícito pensar que fue mucho más: se quiso decir al gobierno que si se les sigue persiguiendo, con tan inútiles resultados, ellos están dispuestos a convertirnos en otro Irak y a juntar para el futuro la simple delincuencia con el terrorismo en sus formas más atroces. Ante la evidente ineficacia de las fuerzas represoras del gobierno, además de la impunidad rampante y la incontrolable corrupción en que el Estado se debate, habrá que imaginar lo que podrá resultar de esos ominosos mensajes de los criminales.
Otro mensaje de Morelia: las granadas fueron lanzadas a unas decenas de metros de donde el gobernador daba su Grito. Cualquier funcionario puede ser cazado en cualquier sitio y en cualquier momento. Eso es ya una amenaza de terrorismo sistemático. Y más cuando las acciones del Ejército son de una brutalidad que espanta y lastima profundamente a las poblaciones. No hay inteligencia (la militar no sirve para estos casos), no hay conciencia de la lucha que se está dando, sólo una violencia indiscriminada que merma el prestigio y la autoridad de las instituciones.
Por lo que se sabe, miles de veces los gringos han recomendado formar una policía profesional de verdad, en academias especializadas, con preparación no sólo en las armas, sino también en inteligencia policial (investigación, indagatoria e información), en derecho penal, en criminalística, en derechos humanos y en todo aquello que haga del futuro agente un verdadero preventor del delito. Luego que se le incorpore al servicio habrá que pagarle un muy buen sueldo (no como a un funcionario panista) que dé en él, junto con su preparación especializada, un espíritu de cuerpo y una conciencia del cumplimiento de su deber.
Los militares formados en sus academias pueden tener todo eso y acaban ganando sueldos de miseria, pero se les forma un espíritu de cuerpo y fidelidad a las instituciones. Empero, no sirven para combatir el crimen organizado. Para eso hay que formar especialistas. Creo que una buena mayoría de los jefes de sicarios de la delincuencia fueron antes militares o policías (si no es que todavía lo son). Por supuesto que se necesita una mejor legislación penal y más acuerdos de seguridad entre las diferentes autoridades; pero hace falta crear y formar los elementos que se deberán encargar de combatir frontalmente a los criminales. Todo eso, por lo demás, los actuales gobernantes no están dispuestos a o son incapaces de hacerlo.

El Valedor...

Los que lo hayan leído, o escuchado los domingos en Radio UNAM (11:00 AM), sabrán de qué les hablo, y a los que no, les recomiendo esta página de "El Valedor" de Tomás Mojarro, así como su programa de radio. Además de aprender, se diviertirán muchísimo con sus comentarios. Léanlo y métanse a su página. No se lo pierdan. (Para completar la lectura de éste artículo de Mojarro, vayan al enlace que aparece al final de lo publicado enseguida) Va...

Casi el paraíso

Posted by Tomás Mojarro on 18th Septiembre 2008
Y de repente, mis valedores, como si despertase del cuento y del canto de hadas, la vuelta al hogar. De repente, quieras que no, doblegarse a la rutina nuestra de cada día, con todo lo blanco y lo renegrido que eso quiere decir. Yo, volando entre nubes, contemplaba allá abajo, maqueta descomunal, el DF, arenal de techumbres, explanadas y unas torres de Babel que se alzan, agresivas, poco anuentes a recibir al hijo pródigo que se atrevió a ausentarse el tanto de algunos días.
Días que invertí en la maniobra de habitar en el paraíso, o casi; días en que me les hice perdedizo a radios, periódicos, celulares y, por supuesto, la televisión. Días en que mi espíritu se relajó a pierna suelta, lejos del mundo. Que la edad de la inocencia falleció con el día de hoy me lo jura el espectáculo del firmamento que arropa la ciudad capital: un capuchón gris de nubes que se apartan de las dos clases de nubes decentes: las negras, de lluvia, y las blancas, que al cielo le sirve de adorna Estas no: pardas, ateridas, la tarde se pasan lagrimeando gotas heladas, como de pavor, y mi ánimo se contrista. De ganchete miro el reloj: de las plácidas horas de la provincia a las primeras sombras de la noche ha oscurecidos en el ánimo de mi ánima, y qué hacer. De repente, un bamboleo, un estremecimiento, la turbulencia Cruz, cruz…

http://elvaledor.com.mx/index.php/2008/09/

Hablando de traiciones y rescates

Mario Di Costanzo Armenta
Hablando de traiciones y rescates
Sin lugar a dudas, la administración de Felipe Calderón pasará a la historia no sólo por la forma tan desaseada, cuestionable, poco transparente y para muchos fraudulenta como se dio el resultado del proceso electoral de 2006, sino también por las absurdas declaraciones realizadas tanto por él como por los funcionarios que integran su gabinete.
Basta recordar desde la famosa frase de “haiga sido como haiga sido” hasta las no menos célebres “rebasar a la izquierda por la izquierda” o “me gusta navegar contra corriente”, o bien la de “el presidente de la estabilidad y el empleo”.
Señalo lo anterior porque ahora le tocó dar la nota al secretario de Hacienda, quien señaló que “la economía mexicana está fuerte y no le afectará” la
tremenda crisis financiera por la que atraviesa Estados Unidos.
Así, y aunque al día siguiente Agustín Carstens quiso rectificar, con mucha preocupación vemos que, a pesar de que el país enfrenta una crisis sin precedente, tanto Felipe Calderón como su gabinete ven un México que no será afectado por el sombrío panorama económico mundial, mientras en la realidad millones de familias enfrentan pobreza, marginación, carestía, falta de empleo… Y a todo esto se suma el flagelo de la delincuencia, el secuestro, el narcotráfico. En fin: es visible la inseguridad física, económica y social de prácticamente toda la población.
Pero a pesar de todo ello, Agustín Carstens envío a la Cámara de Diputados una serie de proyecciones económico-financieros que no tienen la menor lógica y, con todo y la tormenta, se niega a rectificar y aceptar que es urgente un replanteamiento de todo el programa económico para el próximo año.
Así, pues, resulta absurdo que se proyecte un crecimiento económico del país mayor para el próximo año, cuando al mismo tiempo se acepta que Estados Unidos crecerá por debajo del nivel que observará este 2008 (más aún cuando en el presente año México creció menos de lo proyectado, debido precisamente a la desaceleración económica en Estados Unidos).
Señala también que para el próximo año habrá menos inflación, pero sostiene que los incrementos al precio de la gasolina, gas y electricidad continuarán.
Establece que habrá ingresos suficientes, pero se prevé que el precio del petróleo será inferior al observado en el presente año y la cantidad de petróleo exportado disminuirá en poco más de 100 mil barriles diarios.

A pesar de ello, no propone acabar con los paraísos fiscales en los que tributan las grandes empresas, aun cuando el propio subsecretarario de Ingresos ha aceptado que la recaudación de impuestos derivada del famoso IETU no evoluciona como se esperaba, ya que existen más de 30 mil amparos interpuestos contra el pago de esta contribución.
Tampoco propone reducir el tremendo gasto burocrático gubernamental, a pesar de que para el próximo año el pago de “servicios personales” será de 790 mil millones de pesos, cifra similar a las aportaciones de Pemex al fisco federal.
Se anuncian millonarios recursos para el combate a la inseguridad, pero no se dice que más de la mitad de éstos tendrán como destino, sueldos y salarios, a la vez que no se proponen medidas para combatir el lavado de dinero, que es la forma en que los criminales se aseguran de que “el crimen pague”.
La realidad que no quieren ver, es que lo que sucede en Estados Unidos amenaza seriamente la estabilidad económica y financiera mundial y promete acelerar la recesión internacional. Por ello, el gobierno estadunidense está haciendo toda clase de esfuerzos por rescatar a sus principales bancos de inversión y corredurías financieras.
A este respecto cabe subrayar que si bien muchos medios de desinformación han señalado que la crisis equivale al “Fobaproa estadunidense”, los hechos demuestran que no: aunque el problema es la quiebra de algunas instituciones financieras, su rescate no está siendo igual al que realizó México en su momento.
Es decir: en nuestro país se inyectó dinero a las instituciones bancarias mediante la compra de cartera (que por cierto a la postre se vio que era “chatarra financiera”), mientras que en Estados Unidos los recursos los inyecta la Reserva Federal (Fed) al sistema financiero a cambio de “acciones” de estos grupos. Y es justamente lo que a las autoridades en nuestro país les dio miedo y a la postre elevó el costo de ese rescate para la sociedad.
En otras palabras, en nuestro país, como resultado del Fobaproa, el gobierno quedó como deudor de las instituciones bancarias, terminó endeudado con ellas, mientras en el caso de Estados Unidos el gobierno terminará como socio de las instituciones rescatadas.
Esa es una diferencia abismal entre los casos de ambos países, pues en Estados Unidos se privatizaron las pérdidas y se socializarán las utilidades, mientras que en el caso de México fue exactamente al contrario.
Por ello podemos decir que hablando de traiciones, nos vienen a la memoria todas estas absurdas declaraciones que ven a un México que no es y otras que promueven la unidad en torno de un sistema que está acabando con la estabilidad política y social del país.
Y que hablando de rescates conviene preguntarnos por qué razón el propio Fondo Monetario Internacional recomendó a México un rescate financiero que sólo dejó deudas y permitió la extranjerización de nuestra banca, y en el caso de Estados Unidos lo que se da es casi un proceso de estatización de las empresas rescatadas.
¿No será, entonces, que en nuestro caso el famoso rescate también fue una traición?

El estado de excepción como paradigma de gobierno


A la mitad del foro
León García Soler



■ El estado de excepción como paradigma de gobierno


Escena en la plaza Melchor Ocampo, de Morelia, Michoacán, luego de la explosión de dos granadas, el pasado 15 de septiembre Foto: Iván Sánchez


La plaza ensangrentada lleva el nombre de Melchor Ocampo. Del hombre de la Ilustración que supo por qué y para qué requería México la Reforma; el hombre de paz asesinado por las fuerzas más sombrías de la reacción. Y este 15 de septiembre, al repicar la campana sobre el palacio de gobierno de Morelia, estallaron dos granadas. Mataron a hombres, mujeres y niños que festejaban la Independencia. Fue al extinguirse el grito de ¡viva México! en la voz del gobernador Leonel Godoy, figura trágica, penoso símbolo de la fragilidad del Estado y la impunidad de quienes cambiaron el rostro de la guerra de los decapitados: a partir de ahora, el terror.
Hace ocho días advertíamos el peligro de ser vistos como víctimas propiciatorias por el imperio vecino del norte. Dije a la mitad del foro: la guerra de Calderón, “el que está luchando en este momento por el alma de su país” (John McCain dixit); donde hoy, según The Washington Post, “se juega la supervivencia de la democracia”. Ahora, estalló el terror y exhibió el vacío en los que fueran organismos de inteligencia del gobierno mexicano. Los archivos del Cisen desaparecieron al influjo del ignaro desdén de Fox y los suyos por el Estado moderno, republicano y laico. Desapareció la inteligencia en el alto vacío de los aprendices de brujos, imaginarios fundadores de nuevo régimen, ilusos restauradores del diseñado en La Profesa. No lo denunciaron los huérfanos del priato ni los alucinados seguidores del “presidente legítimo”: los jóvenes turcos de Calderón revelaron la criminal estulticia.
De poco sirve, después de la noche michoacana del 15 de septiembre, reseñar las acusaciones de Juan Camilo Mouriño y la defensa de Santiago Creel, secretario de Gobernación en los años en que se perdió la inteligencia encargada de sustentar la seguridad nacional y auxiliar la seguridad pública. Dimes y diretes; pláticas de familia de las que nadie hace caso. Nos queda la inteligencia militar, la del Ejército Mexicano, la de la Secretaría de la Defensa. Al menos eso dicen los expertos de organismos internacionales, de think-tanks académicos, o al servicio de poderes gubernamentales o fácticos. Tanto monta, monta tanto... Queda la inteligencia militar y nos debiera angustiar que en esos ámbitos de la sabiduría global, en la misma ONU, se hable del mexicano como un “Estado fallido”.
Sabíamos muy bien que era frágil, debilitado por la labor de zapa de quienes se empeñaron en desmantelar las instituciones del poder constituido; “adelgazar al Estado” para hacerlo eficaz, ligero, a tono con la economía de la movilidad en el empleo y la levedad de capitales libres de toda regulación. Porque hemos vivido, sobrevivido, cinco lustros de crisis económica: cero déficit, nulo crecimiento neto del empleo, nanocrecimiento de la economía, los mexicanos reconocimos que el reto del narco trascendía la tradición de policías y ladrones, que esa amarga, violenta realidad es la amenaza a la estabilidad nacional de la que han hablado durante cinco sexenios los hombres en quienes depositamos el Supremo Poder Ejecutivo de la Unión.
Del otro lado del Bravo, donde McCain proclama que Calderón “está luchando en estos momentos por el alma de su país”, proviene el vuelco irresistible de las fuerzas del mercado sobre el trasiego de drogas: cambio de hábitos de los consumidores del gigantesco mercado; los neoconservadores levantaron muros en la frontera, encarecieron el tráfico, pero bajaron precio y consumo de cocaína, heroína y otras drogas duras. El mercado manda. Y el trampolín de Gustavo Díaz Ordaz se apuntó al sur. Crece exponencialmente el número de mexicanos adictos a las drogas; cada vez más jóvenes los inducidos, atrapados por las adicciones.
Para colmo, los traficantes aprendieron la lección que eludió a las cúpulas empresariales de la oligarquía que empieza a emigrar en busca de seguridad. Productividad y tecnología de punta para traficar con estupefacientes químicos; alquimia de los narcóticos para aletargar adictos y multiplicar la riqueza en el mundo feliz del libre mercado, del capitalismo en cuyas entrañas se transforma el dinero malhabido en moneda de cambio en manos de inversionistas de pulidos modales y comunicaciones electrónicas para navegar la globalidad financiera sin regulación y con silencios cómplices. Después de todo, dice “la gente de bien”, el dinero no tiene olor; y los mexicanos del común ven a los capos y sicarios con un dejo de admiración a la audacia, al ¡viva la muerte! de nuestro tiempo y nuestro mundo.
La guerra de Calderón no puede perderse. Pero el miedo podría hacernos olvidar las palabras sobrias y sabias de Isaiah Berlin: “sin ley no hay libertad”. Peor aún, dejar que la urgencia, la ineludible tarea de combatir a las fuerzas que han infestado los organismos del poder constituido y se han asociado a elegantes señoritos de empresa y señorones de la banca, exhiba la fragilidad de un gobierno en el que, como dijera Walter Benjamin, “el estado de excepción... se ha convertido en la norma”. Por eso tomé de Giorgio Agamben la cabeza de esta columna: “El estado de excepción como paradigma de gobierno”. Ya no una medida excepcional, sino una fórmula de gobierno cuya propia naturaleza se haga pasar como el “paradigma constitutivo del orden jurídico”.
La contigüidad esencial entre estado de excepción y soberanía fue establecida por Karl Schmitt en su libro Teología política, nos dice Giorgio Agamben, filósofo italiano, autor de Homo sacer. La soberanía reside en “quien puede declarar el estado de excepción”. La guerra de Felipe Calderón se inició con acciones, tácticas y estrategias de policía. Sin inteligencia, sin capacidad en Gobernación para conducir una guerra contra el crimen organizado, dueño de recursos y alcances que superan los de esa secretaría “sin dientes”. Por eso ordenó la intervención de las fuerzas armadas. Nadie puede negar que la norma le otorga esa facultad. Ni la urgencia de utilizarlas en defensa de la seguridad pública, de la seguridad nacional, ante la corrupción rampante y la complicidad de las policías con la barbarie criminal y el gran negocio del narcotráfico.
Es hora de evitar que el estado de excepción se convierta en norma; que el “estado de sitio ficticio” se traduzca en suspensión constitucional, en cesión del poder constituido ante la criminalidad que trasciende nuestras fronteras. El narcotráfico mexicano es poder de facto que desestabiliza gobiernos en Centroamérica, cuyo capital y cuyos pistoleros han llegado hasta Argentina a imponer condiciones en política y comprar impunidad. No se trata únicamente de traficantes, gomeros y matones, o de cuerpos paramilitares como Los Zetas. Miles de millones de dólares pasan a manos de banqueros y empresarios que se encargan de la alquimia. Hombres y nombres que, en la sombra, deciden en qué invertir y cómo servirse de la incuestionable capacidad del libre mercado para multiplicar riquezas.
El presidente Calderón desayunó con gobernadores y reunió al Consejo Nacional de Seguridad Pública. Es hora de sumar esfuerzos en el combate al crimen organizado. Y de solicitar autorización del Congreso para suspender derechos individuales. La urgencia, medida provisional, se ha convertido en ejercicio del poder que desampara al ciudadano y que impone el estado de excepción como paradigma de gobierno.