sábado, 13 de agosto de 2011

La Jornada: La carta de entendimiento

La Jornada: La carta de entendimiento
Luis Javier Garrido
El proceso de ocupación militar de México por Estados Unidos como vía para apoderarse de los recursos estratégicos del país, puesto en marcha por el gobierno de Felipe Calderón, compromete seriamente los destinos y el bienestar de la nación mexicana, pero muy poco se ha hecho para detenerlo, y se está llegando a un desastre sin paralelo en todos los órdenes.

1. La información publicada en los primeros días de este agosto de 2011 por la prensa estadunidense y mexicana sobre las dimensiones del proceso de militarización de México orquestado por el Pentágono, que ha abierto una muy tibia discusión en el ámbito legislativo, se conocía desde hace tiempo, y había sido analizada en esta columna, pero a pesar de su gravedad no suscitó entonces una vigorosa respuesta política y social, de ahí que las últimas informaciones, de las cuales cuatro son significativas, adquieran un nuevo relieve histórico.

2. La violencia existente en el país desde hace cuatro años, como ya se sabe, ha sido generada esencialmente por el gobierno del PAN y sus grupos paramilitares de todo tipo, en vistas a pretender justificar el uso anticonstitucional de las fuerzas armadas mexicanas en una supuesta “guerra contra el narco”, que no lo es, pero este escenario hechizo no convence ya a nadie, y la escalada actual en esa misma dirección está generando una repulsa cada vez mayor.

3. El número de militares y agentes policiacos estadunidenses, encubiertos y no encubiertos, que operan ya en territorio mexicano, es cada vez mayor y escapa a cualquier estimación oficial, en particular por el hecho de que están siendo imbricados, junto con los que se llama contratistas privados, en la que se pretende sea la primera base de Washington en suelo mexicano, como diversas notas lo afirmaban hace meses. La primera información que ha generado un enorme escándalo fue la publicada el domingo 8 por The New York Times, en la que se reitera que agentes del Pentágono, la CIA, la DEA y otras agencias operan no nada más a partir del centro de inteligencia ubicado en Reforma 225 sino desde una base militar que se supondría es mexicana, ubicada en algún ignoto lugar del norte de México, pero que ellos ya controlan en vistas a hacer prevalecer sus intereses, de manera que se puede establecer que existe, bajo una simulación, una base militar estadunidense en México.

4. Estados Unidos tiene al menos 14 bases militares en América Latina y el Caribe, bajo la autoridad del Comando Sur, con las que espía y controla a 19 países del continente, y que son estimadas como centros de movilidad estratégica y guerras relámpago, por lo que esta base encubierta constituye un nuevo problema continental, sobre todo porque los militares mexicanos ahí comisionados, y bajo las órdenes de oficiales de Washington, han sido formados en el Instituto de Cooperación Hemisférica (antes Escuela de las Américas), que ahora funciona en Fort Benning (Georgia). El Times reconoce que Washington ha adiestrado al menos a 4 mil 500 agentes de la Policía Federal y a un número indeterminado de marinos y militares.

5. Hay que tener presente, por otra parte, cómo se enfrenta el problema en otros países del continente, y bastan dos ejemplos. En Ecuador, el presidente Rafael Correa se negó a refrendar en 2009 el acuerdo para el funcionamiento de la tristemente célebre base de Manta, lo que obligó a Washington a trasladarla a Colombia. Y en Brasil, siendo Lula presidente rechazó en 2010 la pretensión del gobierno de Obama de establecer bases en la zona amazónica, y ahora ante la pretensión del derechista general Nelson Jobim (ministro de la Defensa) de apoyar esta vía, la presidenta Dilma Rousseff forzó su renuncia y nombró para sustituirlo a Celso Amorim, miembro del ala izquierda del Partido de los Trabajadores (PT), a pesar de la inconformidad de jefes de las fuerzas armadas, imponiendo así la autoridad del poder civil y la lógica de la legalidad.

Del 6 al 10...