sábado, 20 de septiembre de 2008

Unidad en torno a qué

Gustavo Gordillo http://gustavogordillo.blogspot.com
Unidad en torno a qué
José Cruz Romero, un estimado compañero en muy diversas actividades en el sector público y desde las organizaciones campesinas, fue asesinado recientemente. Su cuerpo con un tiro en la nuca y una bolsa de plástico en la cabeza fue encontrado en la cajuela de un auto abandonado en la UNAM. Su comportamiento mesurado, ordenado, absolutamente recto en la funciones técnicas que durante muchos años desempeñó para los cañeros de la CNC hacen altamente improbable que su asesinato tenga que ver con los narcotraficantes. Por ello es indispensable que su crimen no quede impune y que realmente se investigue con acuciosidad para encontrar a los verdaderos asesinos de este crimen horrendo.
El acto terrorista en Morelia, que enlutó a muchas familias mexicanas, es un paso más en la escalada que busca deslegitimar al Estado mexicano. El daño en términos de temor, desconfianza, división, fragmentación crece. En medio de la rabia, el malestar y la exasperación se buscan soluciones precipitadas o descontextualizadas.
Seguramente las medidas más decisivas en este combate frontal tienen que ver con desarticular los mecanismos de lavado de dinero y de tráfico de armas y con depurar los mandos policiacos. Pero todas son medidas que requieren de tiempo, de una instrumentación impecable y de un apoyo social indisputado.
Los llamados a la unidad nacional han sido frecuentemente recursos retóricos. En algunos pocos momentos de nuestra historia han tenido consecuencias en términos de detener la erosión de las instituciones del Estado generando consensos que propicien gobernabilidad. Un evento traumático como el de Morelia genera espontáneamente condena hacia los criminales y solidaridad con las víctimas. Pero si se trata de articular por medio del concepto unidad nacional una estrategia política del Estado mexicano tiene que estar sustentada en la legitimidad y la autoridad moral de sus dirigentes.
Independientemente de la opinión política y profesional que nos merezcan los integrantes del actual gabinete presidencial, lo que cobra relevancia es recordar las cifras de las elecciones de 2006. Calderón ganó –aun en el supuesto de que no hubiera habido fraudes– con 35.9 por ciento frente a 35.1 por ciento de López Obrador, sobre un total de 42 millones de votantes. Pero como el padrón total de potenciales votantes fue de 71 millones de ciudadan@s, el presidente Calderon lo fue con el voto del 21 por ciento del total de los votantes.
Un gobierno minoritario igualmente puede gobernar y tener legitimidad. Pero cualquiera que sea su estrategia, sus conviciones o sus propuestas de políticas públicas tiene que entender que no puede gobernar solo. Está obligado a generar una mayoría parlamentaria y una mayoría social si quiere hacerlo con eficiacia y legitimidad.
No ha sido el caso de este gobierno. Ha pretendido gobernar como si hubiera tenido una amplia base social que lo respaldara. Cierto es que se pueden fabricar mayorías efímeras, como las que se han armado con el PRI y con la representación política del SNTE en el Congreso. En condiciones de normalidad democrática se habría garantizado un grado de estabilidad política. Pero en condiciones de excepción como las que vivimos en México se requiere de una legitimidad incontestada precisamente para enfrentar de manera unificada la amenaza desestabilizadora del crimen organizado.
Un política de unidad nacional real y significativa sólo puede construirse alrededor de un gobierno legitimado socialmente, encabezado por un gabinete de personalidades dignas y respetables que conciten la confianza ciudadana. No se trata de un gobierno de composición pluripartidista que parece inviable hoy. Sino de un gabinete técnico de personalidades nombradas no sólo por sus méritos personales, sino sobre todo alrededor de un programa mínimo común que atienda el tema central de hoy: reducir la impunidad y la corrupción para garantizar resultados en el combate al crimen.

Inseguridad y crisis económica: mezcla peligrosa

México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mxcfv@prodigy.net.mx
■ Inseguridad y crisis económica: mezcla peligrosa
■ Inconformes con seleción de aspirantes a centro de estudios
Como dirían los clásicos, en materia de empleo ni frío ni calor. Es tal el estancamiento de la economía nacional, que ni siquiera los de por sí deteriorados indicadores laborales en el país registran (para bien o mal) movimiento alguno. Cuando menos no en julio ni agosto del presente año, meses en los que la tasa oficial de desocupación abierta se mantuvo en un terrorífico 4.15 por ciento de la población económicamente activa, o lo que es lo mismo un millón 900 mil mexicanos desempleados. ¿Será por el arribo de Eduardo Sojo a la presidencia del Inegi?
Como sea, si se comparan los resultados del octavo mes de 2007 con los de igual lapso de 2008 entonces sí se reportan movimientos: un incremento de 0.23 puntos porcentuales en la tasa oficial de desocupación abierta, al pasar de 3.92 a 4.15 por ciento, la mayor de los últimos 44 meses. Ese crecimiento se traduce en que 100 mil mexicanos adicionales fueron obligadamente dados de alta en el de por sí voluminoso ejército de reserva, con lo que se exacerba la peligrosísima mezcla de inseguridad pública y parálisis económica.
De acuerdo con la estadística oficial, a lo largo del gobierno calderonista la tasa oficial de desempleo abierto pasó de 3.58 por ciento de la PEA el 1 de diciembre de 2006 a 4.15 por ciento el último día de agosto de 2008, un incremento de 0.57 puntos porcentuales, un resultado que no sólo tira al cesto de la basura el triunfal discurso de la “continuidad” sobre las “cifras históricas” en generación de empleo, sino que confirma la tendencia alcista de la desocupación, en una economía que de plano no se mueve.
Así, siempre según la información oficial (Inegi, concretamente), alrededor de 270 mil mexicanos (sin considerar los que por razones económicas enfilaron hacia el dorado norte, hoy en crisis) engrosaron las filas del ejército de reserva, a razón de 13 mil 500 por cada mes de los 20 que lleva la “continuidad” instalada en Los Pinos. Si se quiere llevar la estadística hasta el masoquismo, entonces a lo largo del gobierno calderonista 19 mexicanos por hora se han incorporado a las filas del desempleo abierto (sin incluir emigrantes).
A lo largo de 2008, la tasa oficial de desocupación abierta se ha incrementado 0.65 puntos porcentuales, y si ello equivale a “no hay preocupación, estamos bien, sí; ya les dije que bien, y tenemos una economía fuerte” (Agustín Carstens dixit), entonces no cabe duda que nuestros carismáticos funcionarios de plano no tienen remedio.
En fin, el Inegi divulgó ayer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondientes al octavo mes de 2008, de la que proviene el siguiente balance: 40.9 por ciento de la población ocupada se concentró en el sector servicios; 19.6 por ciento en el comercio; 15.8 por ciento en la industria manufacturera; 14 por ciento en las actividades agropecuarias; 8.1 por ciento en la construcción; 0.9 por ciento en “otras actividades económicas” (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) y 0.7 por ciento en actividades no especificadas. Sesenta y seis por ciento de los ocupados se ubica como trabajador subordinado y remunerado; 22.3 por ciento como trabajador por cuenta propia; 7.1 por ciento como trabajador sin pago, y 4.6 por ciento como empleadores. La población subocupada (la que tiene necesidad y disponibilidad para trabajar más horas) representó 5.9 por ciento de la PEA y 6.2 por ciento de la población ocupada.
Por lo que toca a la otra cara de la moneda, el Inegi precisó que a nivel nacional la tasa oficial de desocupación abierta fue de 4.15 por ciento de la PEA. En el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país (más de 100 mil habitantes cada una), el desempleo abierto afectó a 5.23 por ciento de la PEA, 0.40 puntos porcentuales más que un año atrás.
Las rebanadas del pastel
Si de empleo y dudas se trata, va una carta (resumida por razones de espacio) que a México SA hizo llegar un grupo de académicos que constituyó la “Comisión de Aspirantes Inconformes con el Proceso de Selección para los Cargos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, ante las irregularidades que se presentaron en el proceso de selección referido”. Va pues: “la convocatoria (…) tuvo serios vicios de origen. El más grave (…) es que se favoreció al personal que ya labora en la Cámara de Diputados y que ‘concursó’ en este proceso. La gravedad (…) no sólo es que se les haya favorecido, sino que estas personas no cuentan con la experiencia y el conocimiento sobre finanzas públicas requerido para los puestos a concurso. (…) se ha filtrado (…) la existencia de acuerdos entre la Comisión del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas y el director del CEFP, Héctor Juan Villareal Páez, para favorecer a tales aspirantes. Desde adentro se favoreció a Roberto Ramírez Archer, actual director de Estudios del Presupuesto y Gasto Público que se encuentra como aspirante, siendo que no cuenta con el requisito del grado de maestría y haber exhibido el título correspondiente. Otro caso es Juan Carlos Chávez Martín del Campo, director de Estudios Hacendarios, quien no cubre con la experiencia requerida de dos años, ya que sólo se ha desempeñado como académico en la Universidad Autónoma de Guanajuato y no en el campo de las finanzas públicas…. esta convalidación tiene como operador al diputado federal Moisés Alcalde, titular de la Comisión del CEFP, quien ha reconocido que se trata de un acuerdo político entre partidos. Asimismo, el diputado Mayan Canabal ha avalado que se trata de un acuerdo de Comisión entre los partidos políticos…. huelga enfatizar los vicios y formas de operar del director del CEFP, la Comisión para el CEFP y la convocatoria. Esto no hace sino confirmar nuestra mala opinión de un proceso que usa a la sociedad y a los cerca de 90 aspirantes a plazas en el mencionado centro para justificar los nombramientos y acuerdos entre partidos políticos… no se respetaron las fechas de la convocatoria publicadas; se difirió la última etapa y evaluación enviando todo un mes las pruebas técnicas; un protagonismo inusual del director del centro en la elaboración de los exámenes; la falta de contenido en temas estrictamente de finanzas públicas; el no entregarse un temario o guía de estudio; el aviso con menos de seis horas de las nuevas fechas de los exámenes técnicos;… (que) los exámenes no diferenciarán perfiles, habilidades y puestos de acuerdo con cada área concursada… (No a) la cultura de nepotismo… (No a las) componendas políticas para justificar candidatos previamente designados por la Dirección General y la Comisión respectiva de la Cámara de Diputados… exigimos reditar el proceso en condiciones de equidad para todos
los aspirantes”.

AMLO Exige al Ejecutivo...


■ Con los bombazos pretenden atemorizar a las personas y que ya no nos movilicemos, indica
AMLO: el llamado de unidad de Calderón debe incluir un plan contra la desigualdad
■ Exige al Ejecutivo retirar su reforma de Pemex y destituir a Mouriño, García Luna y Medina Mora
Fabiola Martínez (Enviada)
Ampliar la imagen En la tierra de Juan Rulfo, López Obrador reiteró que el movimiento que encabeza es pacífico Foto: La Jornada
San Gabriel, Jal., 19 de septiembre. Andrés Manuel López Obrador dijo que hechos violentos, como las explosiones en Morelia, sólo buscan generar miedo entre la población para que no se movilice. Sin embargo, advirtió que el movimiento que encabeza no se dejará amedrentar “ni por la mafia del narcotráfico, ni por la mafia de la política”.
Consideró que si el llamado a la unidad realizado por Felipe Calderón (tras los hechos del lunes pasado en Michoacán) no va acompañado de un sólido programa para combatir la desigualdad y la corrupción, no habrá “acuerdo” y tal convocatoria sólo será demagogia, espectáculo y publicidad que no sirven para nada.
“Le contesto aquí, desde Jalisco, que nosotros actuaremos de manera responsable porque encima de intereses de grupo está el de la población; queremos que el país no se hunda y que los cambios ocurran de manera pacífica, pero, ¿qué unidad quiere Calderón? Que nos subordinemos a él. ¿Qué confianza vamos a tener de que conduzca bien al país si hasta ahora no lo ha hecho?”, expresó López Obrador en este municipio, tierra donde creció el escritor Juan Rulfo.
El ex candidato presidencial, que encabeza el movimiento opositor a la privatización de Pemex, dijo que las explosiones en el centro de Morelia –con saldo de siete muertos y decenas de heridos– son hechos condenables porque se agredió al pueblo indefenso.
Manifestó: “Lo que buscan con esos bombazos es que a la gente le dé miedo; que nos inmovilicemos, pero vamos a seguir adelante, ¡no les vamos a dejar libre el terreno, no les vamos a dar gusto ni a la mafia del narcotráfico ni a la mafia de la política!
“Proponemos que ante la situación crítica por la que atraviesa el país cambie la política económica; para nosotros ello se sintetiza en una frase: por el bien de todos, primero los pobres. Primero el pueblo y no los banqueros, los traficantes de influencia y los políticos corruptos.
“Si Calderón realmente quiere enfrentar esta crisis tiene que impulsar un plan para que haya empleos, bienestar. No olvidemos que los problemas de inseguridad y violencia son el fruto podrido de las políticas equivocadas que se han venido imponiendo desde hace 25 años. Atender las causas de la pobreza es la forma más barata y humana, de enfrentar la inseguridad”, dijo.
La segunda condición para aceptar ese llamado a la unidad –precisó– es que retire su iniciativa de privatización de Pemex. Como tercera condición “o recomendación” es que quite a sus secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública, Juan Camilo Mouriño y Genaro García Luna, así como al procurador general, Eduardo Medina Mora.
López Obrador insistió en que el jefe del Ejecutivo no tiene calidad moral para pedir ahora unidad con el fin de enfrentar los graves problemas de violencia derivados de su estrategia para combatir al crimen organizado.
Respecto al movimiento que encabeza, López Obrador subrayó que es pacífico: “Vamos a ganar sin violencia; queremos la cuarta transformación de la vida pública del país de manera pacífica, sólo a través de la organización ciudadana”.
El ex candidato presidencial realizará de jueves a domingo recorridos por todo el país, con el propósito de concluir, en febrero próximo, visitas a los cerca de 2 mil 500 municipios, incluidos los 470 indígenas de Oaxaca regidos por usos y costumbres. Hasta ahora acumula poco más de mil 600 alcaldías y del pasado jueves hasta el domingo visitará 23 más de Jalisco.
Este viernes visitó la región cercana a Colima, la tierra de Juan Rulfo e inspiración para sus obras: Pedro Páramo y El llano en llamas. Tierra también de José Mojica, actor y cantante.
Frente a inmuebles antiguos y de una placa que dice: “En esta casa Juan Rulfo vivió su infancia”, López Obrador insistió en la necesidad de cambiar el modelo económico que está diseñado para beneficiar “cuando mucho a 20 mil personas”, en un país de más de 100 millones de habitantes.
Por la mañana, en Tonaya, el excandidato presidencial dijo que a algunos les molesta que continué al frente del movimiento opositor a la privatización del petróleo; sin embargo, dijo, “si no existiera este movimiento ya hubieran rematado todo ¡hasta el Palacio Nacional!”
En su intinerario se trasladó después a Tuxcacuesco, Zapotitlán de Vadillo, Copala, San Gabriel y cerró su jornada en Sayula. En esta última alcaldía, conocida como “la tierra de los cuchillos” –gobernada ahora por el PVEM– encabezó una asamblea informativa frente a cientos de personas, ante quienes les extendió la invitación para la marcha del 28 de septiembre, del Ángel de la Independencia al Zócalo, en la ciudad de México, como parte de la lucha en defensa de Pemex.

El Grito en Morelia

Armando Bartra
El Grito de Morelia y su mensaje
Momentos de dolor y confusión tras la explosión en la plaza Melchor Ocampo, a escasos metros del palacio de gobierno, la noche del pasado lunes en la capital michoacana Foto: Iván Sánchez
Nadie merece morir a la mala. Pero uno se consuela tontamente pensando que nuestros muertos de cada día murieron por algo, por andar en negocios peligrosos, quizá. Hasta para los muertos en secuestros hay una razón, por sórdida que sea. Los muertos de Morelia, en cambio, son muertos gratuitos. Murieron porque sí, porque estaban ahí y alguien tenía que morir para que recibiéramos el mensaje.
Toda muerte impuesta nos ofende, pero las muertes del Grito rebasan el umbral, nos afrentan como especie. Y esto hace aún más despreciable el uso político que el gobierno federal y sus epígonos están dando a la masacre.
Porque los mexicanos, todos, salvo un puñado de criminales, estamos unidos desde hace rato en el repudio a la barbarie. Como lo estamos en la exigencia de que el Estado cumpla con su exclusiva e indeclinable responsabilidad de dar seguridad a la ciudadanía. Nadie, absolutamente nadie, ha escatimado su condena al progresivo baño de sangre.
¿A cuenta de qué, entonces, en su discurso del 16 de septiembre de apenas 700 palabras, Calderón se refirió 20 veces a la unidad y su antónimo, la división, metiendo en el costal de “traidores a la patria” tanto a criminales ciertos que tiran granadas a la muchedumbre, como a unos presuntos divisionistas y desestabilizadores que no conformes con “opinar distinto” también “atentan contra el Estado”?
Versión insostenible, aun si la repiten todos sus corifeos mediáticos, pues sugiere que la presente administración está fracasando en su “guerra contra la delincuencia”, no por sus torpezas, sino porque los mexicanos estamos divididos y muchos discrepamos del gobierno (con la misma lógica se argumenta que la economía no crece y la pobreza sí, porque los eternos inconformes bloquean la reforma energética).
El mensaje presidencial con motivo de la masacre de Morelia es claro y ominoso: olviden que las elecciones de 2006 fueron fraudulentas, no insistan más en que la reforma energética calderonista es privatizadora, dejen de criticar la militarización del país, pues de lo contrario serán cómplices de la delincuencia, serán “desestabilizadores”, serán “traidores a la patria”.
Más grave aún que sacar raja política de la tragedia, insinuando –una vez más– que la oposición representa “un peligro para México”, es que con este discurso se sigue evadiendo el verdadero problema de la seguridad ciudadana: la batalla contra el crimen organizado se perderá –como se está perdiendo– si no rescatamos al país del naufragio económico, político y moral al que lo han llevado las últimas administraciones; se perderá fatalmente si el gobierno sigue pensando que la solución no radica en ofrecer a los jóvenes un futuro esperanzador, sino en aumentar la capacidad de fuego del Estado y para esto en la iniciativa presupuestal para 2009 propone dar más dinero a la fuerza pública y menos al campo.
Bush no fue autor de los atentados del 11 de septiembre, pero los utilizó para legitimar su prepotencia militarista. Que no nos pase lo mismo.