jueves, 29 de enero de 2009

Votemos los ciudadanos, por que desaparezca el IFE, total pa' lo que sirve. Los ciudadanos debemos vigilar y hacer respetar nuestro voto.

Y, sobre todas las cosas, primero hay que sacar al PAN, de "TODOS" los espacios. TODOS

Octavio Rodríguez Araujo

Costosas y casi inútiles

Aquí no pasa nada, parecen decir las autoridades del Instituto Federal Electoral (IFE) y los dirigentes de los partidos. Éstos, en conjunto, recibirán para gastos de campaña, gastos ordinarios y otras “actividades específicas” la cantidad de 3.6 mil millones de pesos, aproximadamente, más lo que cuesta mantener el IFE, cuyo presupuesto de operación es de alrededor de 5.2 mil millones más. La suma de gastos presupuestados, según la nota de Alonso Urrutia en La Jornada (27/1/09), rebasa la que se estimó en el acuerdo del Consejo General del Instituto para el ejercicio fiscal de 2008, en el que se presumía de ajustes por austeridad, para luego pedir a Hacienda una ampliación de casi mil 500 millones más por necesidades derivadas de la reforma electoral. Como sea, estamos hablando de más de 8 mil millones de pesos para que los 78 millones de ciudadanos, si asisten todos a las urnas (lo que no va a ocurrir), elijan a sus diputados.

Tuco y Tico, Davos... (Pero "dá voz", de que son un par de pillos)

¿Qué puede aportar Zedillo?

Ayer, durante su intervención en el Foro Económico Mundial que se realiza en Davos, Suiza, el ex presidente Ernesto Zedillo afirmó que “el rescate del sistema bancario de México (…) supuso el 20 por ciento del producto interno bruto, que es mucho más –en términos proporcionales– del costo calculado para el paquete financiero de Estados Unidos”, y calificó de “erráticas e inconsistentes” las medidas de intervención gubernamental que se han seguido hasta ahora.

La declaración de Zedillo, más que una crítica hacia las acciones de salvamento que los gobiernos de todo el mundo están poniendo en práctica ante la presente crisis financiera mundial, parece una confesión de culpa con respecto a las faltas cometidas por su administración. En efecto, resulta difícil imaginar una intervención estatal más “errática e inconsistente” que la que él mismo protagonizó cuando era presidente, al alentar y ejecutar el llamado “rescate bancario”, el mayor atraco a las arcas públicas de que se tenga memoria, respaldado y legalizado en el último tramo del sexenio zedillista por los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, y que el pueblo de México sigue pagando hasta la fecha.