viernes, 10 de octubre de 2008

¡CUIDADO! Calderón quiere aprovechar (doctrina del) "shock" (atarantamiento) que han creado para aprovechar, y llevar la privatización de PEMEX a cabo

■ No se contrapone con el plan de emergencia: Miguel Alessio
Confía el gobierno federal en que se dictamine la iniciativa calderonista
Fabiola Martínez
El gobierno federal confía en que la reforma energética sea dictaminada en los próximos días y, en ese contexto, realiza cabildeos entre senadores con el propósito de que la enmienda sea lo más apegada posible a la propuesta que envió el Ejecutivo al Congreso, en abril pasado.
Miguel Alessio, consejero jurídico de la Presidencia de la República, dijo que el propósito es que el resolutivo de los legisladores y el plan del presidente Felipe Calderón para hacer frente a la crisis económica, “se hagan compatibles”, y subrayó que la eventual reforma energética y el plan emergente del Ejecutivo no se contraponen.
Después de reunirse con el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, indicó que “lo mejor que le puede pasar al país es que se concrete” la reforma de Petróleos Mexicanos (Pemex), y acerca de la propuesta del Ejecutivo federal, dijo que los mexicanos “debemos sentirnos orgullosos de la forma en que el gobierno ha paliado los problemas” derivados de “la peor crisis económica que ha tenido el mundo”.
Anoche, el secretario de Gobernación se reunió con José González Morfín, vicepresidente de la Cámara de Senadores, con quien conversó acerca de lo que se prevé sea el último tramo para que los integrantes de la Comisión de Energía dictaminen la iniciativa calderonista.
También ayer, se reunieron en Gobernación los titulares de Hacienda, Agustín Carstens, y de Energía, Georgina Kessel, así como el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles.
En el encuentro, encabezado Juan Camilo Mouriño, se analizaron los avances de los dictámenes, los acuerdos con los legisladores y, en menor medida, el proyecto para la construcción de una nueva refinería, anunciado la víspera por Calderón, así como los detalles del Fondo de Estabilización e Inversión de Pemex.
Por parte de Gobernación, en el análisis participa también el subsecretario de Asuntos Jurídicos, Daniel Cabeza de Vaca, y el comisionado de Desarrollo Político, Alejandro Poiré.
Fuentes de Gobernación señalaron que es necesario realizar un análisis puntual respecto de los ajustes que puedan hacer los integrantes de la Comisión de Energía de la Cámara de Senadores a la iniciativa, para determinar otros aspectos en materia de presupuesto, en el contexto del plan anticrisis que pondrá en marcha el gobierno federal.

Qué pronto se le acabaron las esperanzas al ESPURIO de limpiarse la cara horrible, esa que tiene.

Luis Javier Garrido
A la deriva
La preocupación sobre el futuro inmediato de México es cada día mayor en todos los sectores, en especial tras el anuncio de Felipe Calderón, el miércoles 8, de que el gobierno de facto tiene un “plan” para enfrentar la crisis, que muy pronto se ha advertido que no es un plan, sino una serie de medidas engañosas que no responden a los intereses de los mexicanos.
1. México tiene, en el momento de mayor desastre social, económico y político del último medio siglo, un gobierno marcado por la corrupción y la ineptitud, que nadie cree que pueda tener la capacidad de enfrentar la peor crisis financiera internacional de los últimos 80 años, la que empieza ya a abatirse sobre un país devastado por las políticas equivocadas y la corrupción de la burocracia gobernante, y el futuro de la administración de Calderón se halla más que nunca en entredicho.
2. El supuesto “plan” del gobierno de facto contra la crisis, que anunciara Calderón acompañado de los secretarios de Hacienda y Economía, y que pretende ampliar el gasto público y reorganizar Pemex (en términos, por cierto, diferentes en apariencia a los propuestos en su iniciativa legal de mayo), no es “insuficiente”, como han dicho algunos analistas, sino inexistente si se atiende a la magnitud del desafío, que supone un quiebre significativo del modelo neoliberal y crea una situación de tal gravedad que requeriría de una reorientación drástica de las políticas generales del Estado con vistas a proteger en lo inmediato el empleo y los ingresos de la gente y a rescatar a mediano plazo a la nación.
3. La propuesta de Calderón, hecha un año después de que Andrés Manuel López Obrador advirtiera de la gestión de la crisis, y que pretende mañosamente tomar algunas de las propuestas de reforma hechas por éste en el Zócalo el día 28 y en su plan hecho público horas atrás, es además en extremo tramposa, pues atrás de su supuesta rectificación en materia petrolera lo que pretende es exactamente lo contrario: aprovechar el momento de confusión para acelerar la apertura al capital trasnacional en la industria petrolera, pues eso es lo que busca con su insistencia en la “autonomía” de Pemex y en la construcción de una nueva refinería supuestamente por el Estado, pero que ya tiene pactada con el capital trasnacional.
4. La gravedad de lo que acontece no escapa a nadie. El país requeriría tener en el gobierno a mexicanos patriotas y capaces, y quienes gobiernan son una banda de rufianes ineptos y entreguistas, además de mentirosos.
5. Los tecnócratas mexicanos no tienen un diagnóstico ni una respuesta a lo que está aconteciendo por dos razones conocidas. La primera es que no tienen por qué elaborar un plan “de rescate” para el país porque no lo necesitan: ellos son simples empleados de los organismos financieros internacionales y encargados de aplicar sus políticas en México: un país que desde hace lustros dejó de ser soberano y de tener la posibilidad de definir sus propias políticas. Los otros 5 puntos, aquí: http://www.jornada.unam.mx/2008/10/10/index.php?section=opinion&article=023a1pol

Dicen que puede ser una oportunidad para el ESPURIO, de medio salvar la cara, que por cierto, tiene tan fea, a ver si se le hace ¡¿?!

Editorial
Crisis y oportunidad
El pasado miércoles, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, presentó el Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, orientado a “mitigar el impacto negativo (en la economía mexicana) de la turbulencia financiera internacional”. El plan establece la ampliación del gasto público, particularmente en materia de infraestructura; la modificación de las reglas en el ejercicio del presupuesto para agilizar la inversión oficial; la construcción de una nueva refinería, financiada con 12 mil millones de pesos acumulados del Fondo de Estabilización de Petróleos Mexicanos (Pemex); un “programa extraordinario” de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y las medidas para desregular y desgravar importaciones para “hacer más competitivo el aparato productivo nacional”.
En fechas recientes, los más acendrados detractores de la intervención estatal en la economía, empezando por los republicanos estadunidenses, han debido echar marcha atrás, y ahora el gobierno mexicano se suma a esa tendencia. A primera vista, el plan calderonista pareciera ir en la dirección correcta, pues apunta al reconocimiento de la necesidad de reactivar la economía y el mercado internos, generar empleos a partir de la construcción de infraestructura, apoyar a los sectores productivos e incrementar la capacidad de refinación de la industria petrolera nacional, cuyo abandono sostenido ha derivado, entre otras cosas, en absurdos como el de un país dueño de recursos e industria petroleros y que debe, sin embargo, importar cerca de la mitad de la gasolina que consume. En ese sentido, el programa presentado anteayer constituye un indicio de entendimiento, por parte de la actual administración, de la gravedad de la problemática que enfrenta el país; una variación, por pequeña que sea, con respecto al férreo empecinamiento neoliberal sostenido en ocho años de gobiernos federales panistas, y un abandono de la arrogancia con la que el grupo en el poder había venido minimizando –o, lisa y llanamente, negando– la profundidad del quebranto financiero internacional y las previsibles dimensiones de sus impactos en la economía mexicana.
Sin embargo, el plan que se comenta es tardío e insuficiente: las medidas ahora propuestas, más otras de mayor calado, habrían tenido que aplicarse por lo menos desde la pasada sucesión presidencial. El tiempo perdido implica que la crisis mundial encuentra una economía mexicana débil, dependiente, estancada y distorsionada por decisiones políticas equívocas o, simplemente, por la falta de decisiones. Este estímulo coyuntural a los motores internos de la economía no remedia los efectos de la falta de incentivos como uno de los más graves vicios crónicos del ciclo de gobiernos neoliberales.
Otro aspecto inaceptable del programa presentado anteayer es...
Más del Editorial aquí: http://www.jornada.unam.mx/2008/10/10/index.php?section=opinion&article=002a1edi