jueves, 6 de noviembre de 2008

Este México que nos está tocando vivir. No nos queda más que informarnos para estar preparados para la "terapia de choque" que nos están propinando

Navegaciones
Pedro Miguel navegaciones@yahoo.comhttp://navegaciones.blogspot.com/
■ El mundo de las conspiraciones
■ Del amero y otros demonios


El subdirector de inteligencia y el coordinador general técnico de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, así como tres agentes de esa cosa, fueron presentados como informantes del narcotráfico. Quién sabe cuántas vidas le costó al país la curiosidad de estos funcionarios de ver qué se sentía recibir 200 mil dólares mensuales o más. Ya ven a qué clase de alebrijes les remite Felipe Calderón a los ciudadanos inermes ansiosos por denunciar a la delincuencia, y sabrá Dios cuántos más de estos soplones de alto nivel permanecen incrustados en los equipos gubernamentales que dizque combaten la criminalidad. Luego, el avión en que viajaban el secretario de Gobernación y un ex jefe de la guerra contra las drogas tropieza en el aire de manera abrupta, cae sobre una calle cualquiera y quieren convencernos de que nadie puso en su camino una cáscara de plátano. Para rematarla, en cosa de dos semanas, el Banco de México les regaló a los especuladores algo así como 13 mil millones de dólares, y va por más. Por añadidura, las autoridades hacendarias andan en el negocio de recomprar bonos del Fobaproa para ayudar a las corporaciones propietarias de los bancos que operan en el país a que superen –pobrecitos– su crisis de liquidez. Y por si no bastara, ahora tenemos en las narices una de las razones por las cuales los intereses empresariales transnacionales y nacionales pusieron a Calderón en el despacho que ahora usurpa: para que les repartiera el territorio nacional en algo así como cubitos de queso botanero, llamados bloques o lotes.
En esta realidad conspirativa que supera en truculencia a la ficción más desbordada, no será demasiado difícil perder la razón y suponer que Chávez manda remesas de dinero a López Obrador para que éste siga siendo un peligro para México, o bien que Barack Obama es, en realidad, un hijo de John McCain, maquillado de moreno para despistar a los progresistas y a los liberales, que garantizará otros cuatro años de imperialismo sangriento. La fiebre de las interpretaciones resulta una tentación cuando, en medio de una sobreabundancia de datos que parecen información (he aquí otro hilo suelto de la conjura), resulta que es dable acomodar los hechos para fundamentar cualquier cosa. Miren esta
perla: Leer más aquí: http://www.jornada.unam.mx/2008/11/06/index.php?section=opinion&article=054o1soc

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