El pueblo elegido de Dios
Así distinguió Benedicto XVI a la nación judía ante la representación cupular de esta comunidad en Estados Unidos. Dio así fin a un debate secular con ese reconocimiento que fue aplaudido por los presentes y que el Papa llevaba seguramente entre sus municiones.
Pero el Papa se refería a la nación judía dispersa en todo el mundo, un término genérico, referido a la idea pura y simple de grupo como cualquier forma de comunidad política. La nación es normalmente un grupo humano unido por un vínculo natural, de carácter étnico, religioso, histórico y geográfico, por tanto eterno o cuando menos existente ab inmemorabili.
Nunca quiso referirse el Papa a los ciudadanos ni al gobierno de Israel, y menos aún ante las atrocidades que estamos observando, que increíblemente son apoyadas por Estados Unidos y justificadas por Canadá y Alemania.
Son ya más de 50 años de guerras, destrucción que conduce a un derramamiento de sangre que no distingue entre hombres y mujeres, adultos y niños. Es una carnicería con tintes de inmolación. La irreflexiva declaración del primer ministro británico Balfour en 1917, en la que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario