suerte adversa; 2,
suceso adverso o funesto; 3,
motivo de aflicción debido a un acontecimiento contrario a lo que convenía o se deseaba; 4,
pérdida de gracia, favor, consideración o cariño; 5,
desagrado, desabrimiento y aspereza en la condición o en el trato; 6,
falta de gracia o de mañay 7,
menoscabo en la salud. El sentido de fatalidad se consolida con lo que el mamotreto dice de la expresión
correr alguien con desgracia, que significa
no tener fortuna en lo que intenta. De la palabra infortunio, la RAE afirma que es, 1,
suerte desdichada o fortuna adversa; 2,
estado desgraciado en que se encuentra alguieno
hecho o acaecimiento desgraciado.
Por desgracia, dijo Felipe Calderón el sábado anterior,
millones de mexicanos viven todavía en la miseria.
Es harto conocida la afición de este hombre a violentar el sentido de los vocablos, en ocasiones hasta la antonimia: en calderonés vulgar (¿habrá otro?), empleo
quiere decir desempleo; seguridad
significa inseguridad; transparencia
tiene la connotación de desaseo administrativo; democracia
es sinónimo de atropello a la voluntad popular; gobernar
implica desgobernar; legalidad
denota impunidad; compromiso
es desinterés; justicia
es Chávez Chávez; estado de derecho
debe leerse en la acepción García Luna; educación
quiere decir negocio de mafiosos sindicales; defender
significa entregar, privatizar, malbaratar, o las tres cosas juntas. En la declaración comentada, fue más o menos preciso en el uso de millones
, mexicanos
y miseria
, pero su por desgracia
fue una verdadera y original aportación al enriquecimiento de sentidos de esa expresión de dos palabras. Parece que quiso emplearlas en la primera, segunda o tercera acepciones aceptadas por la Academia y dejar implícito que si hay millones de mexicanos en la miseria, ello es consecuencia de la mala suerte, un traspié en la fatalidad, un rebote del azar o una cosa del destino; en suma, un fenómeno que escapa al control y a la voluntad de los humanos.
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